viernes, 12 de septiembre de 2008

ESTE CUENTO LO ESCRIBIÓ CAROLINA OLIVA - 5º



  • A partir de la lectura de "El inventor de Juegos", los alumnos de 5º año debía redactar textos continuando una frase. En el caso de Carolina, optó por continuar con la escritura de "Hay algo que sólo me pertenece a mí..."

Lean atentamente porque su relato, no tiene desperdicio.


Hay algo que solo me pertenece a mí. En realidad, no sé si contarlo ya que es mío. Es un secreto perdido en lo más íntimo, algo que está tan oculto que a veces me olvido que existe.


Me da verguenza, risa, pudor, lástima, bronca hacia mí. Son tantos los motivos por los cuales no quiero contarlo que cualquiera entendería el porqué de mi acción.


En fin, lo voy a contar de una vez. Después de leer el libro "Frankenstein" quedaron en mí esas ganas de crear algo, no sé si vida, pero sí, algo. Tenía 10 años. Podría llegar a convertirse en un trauma de por vida, de hecho lo es.


Y fue ahí cuando cometí el error. En el taller de costura de mi abuela encontré trapos de colores muy lindos y llamativos, con ayuda de mamá comencé a darle forma, luego le agregué los ojos y así comenzó a parecese a él. Con goma espuma le di la forma, tenía casi mi altura, era gordito, creo que llegaba a parecerse con mucha imaginación a un dinosaurio.


Le puse un reloj en medio del relleno de goma espuma, con el fin de que simulara los latidos del corazón y con orgullo se los mostraba a todos y les decía que tenía vida.


En esa etapa es donde la imaginación brota de tus pasos, y pedía con muchas ansias que él tuviera vida para tener un amigo único, como nadie. Y fue así que al mejor estilo Pinocho, él tomó vida.


Primero solo hablaba conmigo, pero después comenzó a darse con todo el mundo y todos lo adoraban, llegó un momento en que comenzó a opacarme y empezó a tornarse denso. Era demasiado bueno para mi gusto y su risa era insoportable, a veces no me dejaba dormir. Un día, en esas peleas domésticas me libré de él, un cuchillo tramontina perforó su estómago y su sangre fucsia se derramó sobre mí. No dejé evidencia alguna y lo enterré en el sitio de la esquina, era medianoche.


Al parecer todo salió mal, hoy todavía sigue vivo, no sé cómo logró sobrevivir, ni quién lo encontró. Tampoco sé quién lo hizo famoso pero su sonrisa insoportable revivía esas ganas de matarlo.


Un día después, pasados 6 años, él volvió. Eran las 00.42 y yo me estaba durmiendo cuando se apareció. Quiso asfixiarme, logré salir de esa situación.


Lo denuncié a la policía pero ellos no me creyeron. ël no tenía el perfil de un asesino, pero no voy a dudar en decir que él me quiso matar.


Cuidado, Barney es un asesino. Y cuentan por ahí que es también peligroso para los chicos. No dejen a sus hijos cerca.


CAROLINA OLIVA - 5º AÑO.